miércoles, 2 de octubre de 2013

MUSICOTERAPIA



Hola a todos,

   Tras la fantástica introducción de Judit sobre lo que es y debe ser una matrona solamente me queda añadir que, estando en nuestros “pañales” profesionales,  pues estamos empezando en este maravilloso mundo….. lo vamos a intentar con todas nuestras ganas. Y, si a alguien le sirve lo que aquí se escriba ya habrá merecido la pena.
 Una de las cosas que más me gusta de esta profesión hasta la fecha es la utilización del sentido del  tacto en  las maniobras de Leopold ( situación, posición etc….) me parece un momento único y  especial. Y para todos esos pequeños seres que ya he molestado en su primer hogar van éstas líneas.

MUSICOTERAPIA Y EMBARAZO

Para mí, lo primero  que tenemos que responder es a qué llamamos música. Si pensamos que la música es nada más que lo que conocemos desde hace unos 300 años, que es la música estructurada de tipo occidental…evidentemente no es a esa música a la que me refiero. Para mi música, sonido, movimiento,…tiene que ver con todo, latido cardíaco,  sonidos de inspiración y expiración,  sonidos de la naturaleza, del agua……..  una cantidad infinita de mundos sonoros.
Muy conocido es el famoso “efecto Mozart” que habla de los supuestos beneficios que produce el hecho de escuchar la música compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart. Dichos beneficios no han podido ser comprobados de manera científica, o al menos no se han podido repetir los distintos experimentos que condujeran a resultados que confirmen los beneficios de escuchar la música del mencionado autor. De todos modos, dicho efecto continúa siendo objeto de investigación, sin ninguna pronunciación firme o definitiva que reivindique o deseche la teoría en cuestión. Varios experimentos que se desarrollaron desde 1993 hasta la actualidad arrojaron las siguientes bondades de escuchar música de Mozart:
    Ayuda a desarrollar la inteligencia de los niños (para los niños entre 3 y 12 años representa una mejora en la capacidad de razonamiento)
    Desarrollo de habilidades para la lectura y la escritura, del lenguaje verbal, de habilidades matemáticas, de la capacidad de recordar y memorizar.
    Atenúa los efectos de algunas determinadas enfermedades como el Alzheimer.
   Los bebés que escuchan música de Mozart dentro del vientre de la madre a partir de la semana 23-24 de gestación lloran menos, duermen más, tienen mejor ganancia de peso y mejor plasticidad cerebral tras el nacimiento.
    El psicólogo, escritor y educador musical Don Campbell (uno de los defensores e investigadores de los resultados del efecto) propone que el niño, desde su etapa fetal, debe ser estimulado musicalmente por su madre. De este modo mejorará su crecimiento, su desarrollo intelectual, físico y emocional y su creatividad. Este efecto también sigue dando buenos resultados durante los primeros cinco años de vida, estímulo capaz de formar seres inteligentes pero además emocionalmente sanos. 


Numerosas investigaciones en Medicina, Psicología, Biología y Genética, demuestran que el ser humano construye las primeras bases de su salud, de su equilibrio psicológico y de su inteligencia, durante el periodo prenatal. Nuestro cerebro segrega endorfinas u “hormonas de la felicidad” que en toda gestante transmiten al feto la tranquilidad y la alegría de vivir maternas elevando a su vez el sistema inmunológico.  La música utilizada en un encuadre terapéutico puede generar frecuentemente dichas sustancias y estados en el útero, que al ser memorizados influyen en la capacidades personales y de adaptación exitosa en la vida de cada niño(a) por venir.  El bebé en la matriz es un ser sensible y comunicativo, que empieza a educarse al mismo tiempo que se forma, teniendo como mediadora a su madre.  En esta etapa de construcción temprana del vínculo, los progenitores juegan un papel esencial.

Por todo ello y por muchísimo más que he leído sobre el tema, cada vez que “toco” una barriga y me imagino ahí dentro al bebé pienso en  lo agradable que tiene que ser estar ahí dentro  con una buena banda sonora!  Así que ánimo!!!



Liliana Rodríguez Pañeda.

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